lunes, 28 de septiembre de 2009
Entrevista a Enrique Ibarra
Mario di Costanzo, Entrevista en Guadalajara
miércoles, 23 de septiembre de 2009
Momentos de agravios e infamias
“¿Cómo comienzas a combatir patrimonialmente a la delincuencia organizada, cuando esos dineros están en las empresas que financiaron tu campaña? ¿Cómo lo haces? La delincuencia organizada mexicana es la cara sucia del Estado; la delincuencia organizada mexicana es la cara sucia de los empresarios mexicanos más importantes que salen en las revistas continuamente, encumbrados en el poder con sus cárteles legales”.
La costosa diplomacia mexicana
martes, 22 de septiembre de 2009
Entrevista a Mario Di Constanzo 22 sep 2009
Sobre la propuesta que presento AMLO el dia de Ayer 21 de Septiembre
y las fallas evidentes del paquete presentado por Calderón
Fuente
jueves, 10 de septiembre de 2009
Entrevista Enrique Ibarra
Diputado Federal Vicecoordinador de la Bancada del PT
En el Programa Cosa Publica de RadioMetropoli
Habla sobre el paquete Economico enviado por Calderón
miércoles, 9 de septiembre de 2009
Entre la represión política y la represión económica
Dr. David Velasco
Comentario Para Programa Forma y Fondo
RadioMetropoli
Aprovechando que hoy es el día nueve, del mes nueve del año nueve del Siglo XXI, algo de suerte nos traerá, pues entre la represión brutal a los que protestaron contra el Macrobús y la represión económica que nos viene para el próximo año, algo bueno podemos sacar, más allá de lo que el refrán popular nos dice de que “de lo perdido, lo que se encuentre es bueno”.
De las cosas más increíbles que ocurren entre nosotros está que a quienes exigen justicia se les golpea, hostiga, amenaza, intimida, incluso se les fabrica expedientes que los culpan por delitos que no cometieron. Si las familias de las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos, incluso, víctimas de graves delitos, como los feminicidios en Cd. Juárez y Chihuahua, o de los mineros de Pasta de Conchos, o de los niños incinerados en la guardería ABC de Hermosillo, protestan y exigen justicia, como es de esperarse en tan graves situaciones, entonces se les amenaza, se les hostiga o se les pretende comprar su silencio y su indignación con indemnizaciones que el gobierno considera “justas”. Aquí en Jalisco no se llega a tanta benevolencia, de que a los que protestan se les compre de alguna manera, aquí bastan unos cuantos toletazos con saña y colorín colorado…
Pero no basta. Entonces se inventa una nueva categoría social, los “profesionales de la protesta”, y se les señala con nombres y apellidos, con un poco de suerte, hasta su currículum completo de cuanta lucha social, manifestación, plantón y demás han participado, SUPUESTAMENTE, con muy oscuros intereses, que son precisamente, lo que los hace “profesionales de la protesta”. Lo cierto es que, en Jalisco, como en todo México, se criminaliza la protesta y la represión se vuelve selectiva con el fin de descabezar cualquier protesta, por más justa que sea. El caso emblemático, a nivel nacional, es el de Ignacio del Valle, dirigente del Frente Popular en Defensa de la Tierra, con una condena de más de cien años de cárcel y cuyo único delito fue luchar contra el proyecto de un aeropuerto en tierras campesinas.
En Jalisco encontramos diversos grupos, organizaciones y movimientos sociales que protestan y demandan justicia, pero que también resienten la política represiva, ya sea que luchen por un medio ambiente sano en El Salto y Juanacatlán, o que se pronuncien contra una presa, o demanden libertad para el trabajo en los cruceros, o la restitución de tierras de propiedad comunal de pueblos indígenas. O simplemente se organicen para demandar reparaciones básicas en las escuelas, o más escuelas, o lugares en las preparatorias y la universidad pública.
Si a esta represión política que se vive en todos los niveles, en el país, en Jalisco y en municipios del interior del estado, le agregamos la represión económica que supone un aumento generalizado de los impuestos, también para los más pobres, y aumento de los precios de los bienes y servicios que ofrece el gobierno, como la luz, la gasolina, el diesel y el gas, entonces nos podemos preguntar por el futuro que nos espera, si de por sí este año 2009 ha sido catastrófico, ¿qué nos espera para el 2010?
Lo que sí vale la pena considerar, es que todas estas situaciones, realmente negativas y golpeantes para la mayoría de la gente, son oportunidades para la toma de conciencia, la organización, la movilización y la protesta, pero también para la elaboración de propuestas que realmente beneficien a la gente, y no meros parches o maquillajes como los que presenta Felipe Calderón en su propuesta de paquete económico para el 2010, más impuestos para los mismos, más privilegios fiscales para los más ricos, menos burócratas que pasan a engrosar otras secretarías.
De la capacidad de organización y movilización de la gente dependen los verdaderos cambios.
domingo, 6 de septiembre de 2009
¿Regresando a la intolerancia?
¿Por qué, dicho diario, una semana después de una manifestación en contra del Macrobús, publica una nota donde desprestigia las marchas?, ¿cuáles son sus intenciones? Seguramente muchas, quizá económicas, quizá es que tiene algún negocio (la familia dueña de dicho medio) en la construcción del Macrobús e intenta desacreditar rápidamente las movilizaciones recientes contra ese medio de transporte. Pueden ser muchos motivos, muchos intereses. Pero algo queda claro: en el reportaje se observa cómo se busca vilipendiar cualquier movilización social.
Sí, en Guadalajara hay ciertos liderazgos que están ahora manifestándose acá y después manifestándose allá. Y es claro que la mayoría de quienes salen a las calles y marchan son los mismos. Esto es un problema, porque no se ha podido unir a más personas, porque las diversas luchas no se han relacionado con otras luchas, ni han apoyado (sin querer dominar) otras inconformidades.
Eso los diversos actores sociales lo debe analizar y plantearlo críticamente. Igualmente se deben preguntar sobre el impacto de las marchas. Raúl Zibechi, en su magnífico libro Dispersar el poder, menciona que lo importante es la potencia de cambio de las personas; además, agrega:
“No son las manifestaciones y las marchas rituales las que cambian a la gente, aunque es bien cierto que, en algunas ocasiones, las acciones de la calle pueden encarnar las potencias del cambio”.Se precisa una reflexión (dentro de quienes suelen manifestarse) de los impactos de las marchas y de las diversas formas de protestar. Ello, sin embargo, no invalida que quien quiera puede manifestarse por algún motivo y apoyar una causa, acompañarla. Y para mí, eso es sano. Quizá no tan efectivo como antes, pero ayuda a construir algo que me parece, en Guadalajara, aún no se ha construido: tolerancia y solidaridad.
Esta idea es común en varios sectores de la sociedad. Parecería que ahora lo in es ser ciudadano. Acercarse a un partido político, pensar en “tomar el poder” o relacionarse con “políticos” es traicionar lo ciudadano. Esta idea, muy fuerte en ciertos círculos progresistas, me parece que ha sido utilizada por la derecha. Y el reportaje del diario local mencionado lo muestra nítidamente. A partir de dos entrevistas hechas a dos académicos (que podríamos llamar progresista), se utiliza esta idea de “pureza” ciudadana para desprestigiar cualquier lucha social.
A veces tengo la idea que el discurso (político) de “lo ciudadano” es una forma de impedir, a los ciudadanos mismos, adentrarse a los puestos considerados “políticos”: si una persona con carisma dentro de un determinado grupo busca un puesto de elección popular, ha traicionado lo ciudadano y por lo tanto se ha alejado de ello y se ha colocado en la lógica del poder (como si abajo no existiera poder). Es decir, para los ciudadanos debe estar vetada la representación política. ¿Será? ¿Acaso es imposible ser ciudadano y poseer una curul y desde ahí luchar por los ciudadanos? Se supone que los partidos políticos son el instrumento de los ciudadanos para acceder al poder, ¿por qué los ciudadanos lo dejaron a merced de unos cuantos?, ¿por qué no se recuperan?, ¿por qué están ahí, siendo utilizados por una élite? Quizá sea un error pensar que lo ciudadano también es político y que desde la ciudadanía, o desde abajo, o desde el pueblo (como se quiera decir), pueden recuperarse espacios “políticos” para los muchos. Quizá sí: es un error. Y, sin embargo, así lo pienso.
“Si la autoridad conoce el perfil de esos ‘líderes’, a quienes se les ve en todo tipo de manifestación; si incluso cuenta con un padrón de ellos, es inexplicable que no proceda, haciendo uso de sus facultades legales, para ponerles un freno y evitar así que continúen dañando a la sociedad. Simplemente, la aplicación de la ley”.Es preocupante pensar que las autoridades estatales o municipales han elaborado un “padrón” de los manifestantes, que se les ha investigado. Y es también preocupante que un diario (el más longevo de la ciudad, por cierto), inste a reprimirlos y a encarcelarlos. ¿Bajo qué delitos?, ¿el manifestarse (se tenga o no razón)?, ¿el salir a las calles?, ¿el participar en una, dos, diez marchas? ¿Qué delito se comete?
Ojalá las autoridades den una explicación. Y ojalá la den rápido, porque el futuro próximo se mira lleno de nubarrones (color pobreza, desempleo, iniquidad y carestía), y más y más personas saldrán a las calles (con o sin líderes). Y ya, desde las autoridades, parece ser, se prepara un camino lleno de toletes, escudos y “respeto al derecho de terceros”.
Jorge Gómez Naredo - La Jornada Jalisco
sábado, 5 de septiembre de 2009
Macrobús a palos
Foto: Público
Represión. Esa es la definición correcta de la acción de fuerza pública ordenada en el gobierno de Emilio González Márquez en contra de los opositores al Macrobús el sábado pasado.No fue un “enfrentamiento” como se ha dicho en algunos medios, y como han tratado de justificar las autoridades estatales. Enfrentamiento es cuando dos grupos o dos fuerzas se confrontan cara a cara.
¿Qué enfrentamiento va a existir entre un grupo de manifestantes donde participaban por igual adultos, niños y ancianos, de un lado, y del otro cientos de policías armados y entrenados para usar la fuerza?
Fue una acción represiva pensada y planeada, como lo revelan los siguientes hechos:
1) que se mandó a un inusitado número de policías estatales para vigilar y hostigar a los manifestantes;
2) la exagerada tarea de fotografiar y filmar a quienes protestaban;
3) que se fue conduciendo a los manifestantes hacia un punto (Juárez y Molina) donde se preparó la celada;
4) la rápida operación para detener a personas, ya decidido de antemano y no en flagrancia por delitos que eventualmente hubieran cometido ahí.
El pretexto para lanzar esta acción represiva es que los manifestantes violaron los derechos de libre tránsito de las personas, en concreto de los pasajeros del Macrobús, y el argumento de que hubo resistencia de algunos participantes a la autoridad. Sobre lo primero, ya se ha señalado la hipocresía del gobierno de Emilio González que toleró que un grupo de panistas de su grupo político permaneciera durante 45 días bloqueando u obstruyendo el tránsito por la calle Vidrio.
Si alguien viola el libre tránsito de las personas en esta ciudad son los eventos de gobierno y partidistas (desfiles, mítines, visitas de gobernantes) y las actividades de culto público llevadas a cabo por las distintas iglesias. Y sobre el argumento de que hubo agresión a policías, bastaría ver las fotos y videos de la marcha para concluir que unas pancartas o empujones de las personas que protestaban no pueden considerarse una agresión a la autoridad.
Si la explicación oficial no se sostiene, hay que buscar otra. Lo que ocurrió el sábado no es el uso “legítimo” de la fuerza pública en contra de un grupo de manifestantes que se salen de control y agraden a la autoridad, sino la aplicación de una estrategia represiva que pretendió intimidar, asustar e infundir miedo a quienes se han opuesto a la construcción del Macrobús.
Es la misma estrategia de todos los gobiernos represivos, tal como antes la usó Francisco Ramírez Acuña a lo largo de su sexenio y en particular en mayo de 2004. Con una diferencia: al menos Ramírez Acuña dio la cara por acción represiva, lo que no ocurrió ahora con Emilio González. Dado que quienes se han movilizado en contra del Macrobús al parecer han ganado la batalla de la opinión pública (al grado de poner en riesgo la continuidad de este proyecto), pareciera que, harto de estas movilizaciones, el gobierno de Emilio González pretendió dar un escarmiento y un hasta aquí a este grupo opositor.
Pero en este hecho represivo hay un agravante: parece motivado por un cobarde deseo de venganza dado que consideran que las movilizaciones en contra del Macrobús fueron un factor importante para que el PAN perdiera las elecciones el pasado 5 de julio. Más allá de este caso particular, la represión del sábado representa un giro en la política del gobierno de Emilio González hacia los movimientos y protestas sociales, como parece confirmarlo el trato hacia la manifestación de normalistas de varios estados el pasado lunes.
El fondo de este giro es que varios proyectos de obra e inversión empujados por el gobierno (Arcediano, Villa Panamericana, Macrobús, El Zapotillo) se han retrasado por las resistencias y movilizaciones de los grupos afectados. Y en lugar de tratar de convencer a las poblaciones afectadas, el gobierno de Emilio González ha decidido usar el palo, la amenaza y la represión para sacar estos proyectos que implican cuantiosas ganancias privadas, a la fuerza. Pero el éxito del giro represivo de Emilio González depende de la respuesta que den los grupos y movimientos sociales.
No parece que, por ejemplo, los opositores al Macrobús se hayan intimidado como pretendía el gobierno estatal. A menos que el actual grupo gobernante piense que sacará sus proyectos a macanazos y pasando la maquinaria por encima de las personas afectadas por estos proyectos.